La salutogénesis es una teoría desarrollada por el médico Aaron Antonovsky en los años 80, y propone que la salud es un estado continuo que debe ser recreado continuamente, puesto que las situaciones estresantes en nuestro alrededor forman parte de las condiciones naturales de la vida. Antonovsky sugiere enfocarse en los factores que generan salud en lugar de los que causan enfermedad, y que, para ello, es fundamental que las personas conozcan y practiquen hábitos de autocuidado, siempre consultando a un/a especialista ante síntomas significativos.
Hacer ejercicio, llevar una alimentación equilibrada y aprender a relajarse son conceptos que suenan familiares ¿verdad? Estas prácticas permiten conocer mejor nuestro cuerpo, sus necesidades y sus límites. Del mismo modo, el uso de aceites esenciales puede ser una valiosa herramienta de autoconocimiento. Además de actuar como sustancias terapéuticas, fomentan el cuidado personal diario, la relajación y la autoconsciencia. Para ello, es fundamental utilizar aceites esenciales de calidad, quimiotipados, puros e íntegros.
En este contexto, os exponemos una interesante teoría sobre la generación de salud y el autocuidado: la salutogénesis. El concepto de salutogénesis fue desarrollado por el médico Aaron Antonovsky en los años 80, que propone que la salud no es un estado fijo, sino un proceso continuo que debe recrearse constantemente, puesto que las situaciones estresantes que nos rodean forman parte de las condiciones naturales de la vida. Según esta teoría, nuestro cuerpo tiende naturalmente al desequilibrio y la enfermedad, y por eso, debemos enfocarnos en los factores que generan salud, en lugar de solo prevenir enfermedades. Este enfoque marcó un cambio significativo de paradigma sanitario, en comparación con los modelos de salud tradicionales, que se centran principalmente en medir la enfermedad y los factores de riesgo.
Para esto sea viable, la población debe conocer herramientas de autocuidado y manejo de la salud, siempre teniendo en cuenta los límites y teniendo claro que, para síntomas no menores, deben acudir a un/a especialista. Al centrarse en los factores que contribuyen a mantener y mejorar nuestra salud de manera integral, los aceites esenciales podrían resultar una herramienta eficaz para apoyar la salutogénesis.
La salutogénesis también se enfoca en aquellas herramientas que generan resistencia en las personas y les facilitan la capacidad de adaptarse al entorno. La mayor parte de la población tiene interés por sentirse bien y disfrutar de una buena salud, sin importar el momento del año. Sin embargo, durante los cambios de estación, el cuerpo humano se enfrenta a diferentes desafíos.
Durante los meses fríos, el uso de la calefacción tiende a secar la mucosa nasal y debilitar las defensas naturales del cuerpo. Esta sequedad, combinada con el contraste de las bajas temperaturas exteriores, incrementa la vulnerabilidad a gripes y resfriados. Además, el frío y la humedad típicos de esta época del año suelen agravar dolores y rigidez en articulaciones y músculos, especialmente en personas que ya sufren de afecciones como la artritis. La menor exposición a la luz solar también juega un papel importante, ya que provoca cansancio mental y físico, así como un aumento en los niveles de estrés. La falta de luz solar influye en la producción de melatonina y serotonina, hormonas que regulan el sueño y el estado de ánimo, respectivamente.
Para facilitar la adaptación a estas situaciones típicas del cambio de estación, os proponemos una sencilla guía de uso de 8 aceites esenciales:
AE de eucalipto radiata: mucosidad y congestión. Añadir 5 gotas en el aromadifusor o diluir 2 gotas en aceite vegetal, aplicando en el pecho y la espalda.
AE de ravintsara: estimulación de defensas. Utilizar un inhalador de aceites esenciales, añadiendo 8 gotas al filtro. Se puede aplicar de manera tópica de la misma manera que el AE de eucalipto. Para menores de 6 años, se recomienda el uso del AE de saro.
AE de pino silvestre: tos seca. Diluir 1 gota en aceite vegetal y administrar en el pecho o añadir 5 gotas al aromadifusor.
AE de romero alcanfor: dolor muscular, menstrual y calambres. Mezclar 10 gotas en 10 ml de oleato de hipérico, y extender 5 gotas del preparado sobre la zona afectada.
AE de jengibre: dolor reumático. Agregar 10 gotas a 10 ml de aceite vegetal de comino negro, y aplicar 5 gotas de la mezcla en masaje de manera diaria.
AE de bergamota: bajo estado anímico y cansancio. Utilizar un inhalador de aceites esenciales o un aromadifusor, añadiendo 8 gotas en ambos casos.
AE de incienso: estrés, tensión e insomnio. Poner 5 gotas del aromadifusor o diluir 5 gotas en 10 ml de aceite vegetal fluido, aplicándolo en masaje relajante.
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